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Sk: El torneo de los cuatro guerreros cap 4

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El equipo

Habían pasado cerca de tres semanas desde los últimos incidentes. Sus primeros intentos como equipo fueron caóticos. Azucena era demasiado terca y llevada a sus ideas; Permanentemente criticaba cada una de las acciones de los jóvenes a la hora de entrenar. Más con el correr de los días se fue calmando. Y todo fue euforia cuando comenzaron a llegar los mensajes para concretar las primeras batallas. Aquello consistía en tres peleas individuales para cada uno: había que lograr al menos la mitad para pasar a la segunda fase del torneo. Todos lucharían esa misma semana, pero el mexicano había sido el primero en la lista.

La pelea había sido apasionada paras los jóvenes. Su oponente había sido un joven francés el cual luchó anímicamente posesionando una baguette que resultó utilizar al estilo mazo.  Pero el mexicano robó toda la atención con la armadura que creó al posesionar Quetzali en una pluma. Y la serpiente disecada funcionó como cañón de una manera maravillosa. En un inicio Azucena dudo de las capacidades de aquello, pero Gastón siempre se mantuvo optimista.  Sin embargo Penélope eligió esperarlos en el apartamento y ello en realidad fue una carga menos para la joven española. Las peleas de shamanes eran tarde a la noche y en zonas no muy visitadas. Se encontraban cerca de una favela en aquella ocasión y desde el techo de una vieja casa el apache encargado de ser réferi en aquella ocasión observo y condecoró a Cé como ganador, una vez deshizo la posesión de su rival.  Así se elegía al vencedor de una batalla, el primero que perdiera la posesión sería el perdedor.

El trío se encontraba en una estación de buses esperando que llegase el transporte para volver.  Tomaban una botella de cerveza entre los tres y se los veía bastante acelerados.

-¡Ese golpe final fue genial Anacleto!
-Gracias-Sonrió Cé- Serp y Quetzali son un gran equipo en la hora de luchar-Agregó orgulloso el shaman.
-Aunque ahí nos toca dejar de lado nuestras diferencias.
-Me imagino. Sino pelearían como una pareja a punto de divorciarse-Agregó Azucena.

Cerca de veinte minutos después pasó el bus al cual subieron para continuar hablando de la pelea eufóricamente. A esa hora había poca gente, exceptuando por un borracho, ellos eran los únicos en el bus. Y claramente el conductor no había visto a los espíritus, mostrando que no era un shaman. Así que se permitieron cierta libertad.

-Señor Gastón-Habló ilusionada Lucy-Usted derrotara a su oponente de manera aún más heroica que el señor Cé ¡Y con el Teniente Carlson le ayudaremos!

Azucena soltó una risa nasal mientras lo miraba. Lucy no tardó en clavarle la mirada para que la pequeña hada volara de su hombro.

-A ti tu espíritu siquiera te defiende-Agregó molesta.
-Ella guarda silencio. Solo habla para decirlo justo y lo necesario-Hizo una vez más la risa nasal. Sin duda a Lucy le desagradaba bastante la joven. Todo por la primera discusión que tuvo con Gastón.
-¿Con quienes lucharán?-Hablo animado Cé.
-El mío se llama Zacarías Alí- Leyó la chica del oráculo- En su perfil dice que es de Arabia Saudita y eso… -Suspiro-Siquiera es guapo, espero que al menos sea un oponente divertido.
-La mía se llama Gretel Schdmit y debo decir que es bien bonita-Agregó emocionado el chico acomodando sus lentes.
-Si el enemigo es bonito o no, no es un dato importante para nosotros, joven Gastón-Añadió serio el teniente.
-Vamos Carlson, no tiene nada de malo-Se defendió risueño el chico-Podemos ver lo lindo que es el trasero que vamos a patear.
-Esta vez debo decir que estoy con él-Habló seria Azucena, para escuchar las carcajadas de Cé y los lamentos del espíritu.
-Vamos chicos-Intervino amistoso el  mexicano-Estaremos festejando sus victorias, ya verán.

Continuaron el viaje conversando y pasaron a comprar una cerveza más, la cual se la tomaron en el trayecto de la parada hasta la casa. Ambos parecieron olvidar completamente el afecto que sentía la joven española al alcohol, sin embargo estaba moderandose. Luego de su última borrachera había prometido controlarse y se defendió en que aquella salida fue cosa de disfrute de una vez, ya que como estaba con Penélope no podía dárselos, pese a ello su prima menor argumentaba cosas diferentes. Lo bueno era que estaba tan metida en el entrenamiento y había mostrado tener una disciplina peor que la del teniente Carlson, así que eso la ayudaba a controlar la abstinencia ya iniciado el torneo.
Una vez llegaron Penélope los recibió con abrazos y besos entusiasmada, incluso había preparado la mesa para cenar algo rápido y colgó un cartel de felicidades.

-Yo sabía ganarías-Habló entusiasmada.

Una vez más narraron entre los tres como sucedió la batalla, solo que esta vez agrandaron considerablemente los hechos, haciendo sonar todo aquello como una épica batalla cinematográfica. A la joven le brillaban los ojos turquesa por la ilusión. Y recordó cómo no fueron solo ellos quienes recibieron la noticia de la pelea en su oráculo. A ella también la esperaba un rival. Y ciertamente aun no tenía del todo claro qué haría con él.
La conversación se extendió por un rato más hasta que decidieron dormir. Habían concretado despertarse a las seis y media para ir a trotar a la playa y hacer la rutina de ejercicios. Todas las noches la joven española proponía aumentar el entrenamiento, peleas, técnicas de supervivencia, pero los chicos no creían que aquello fuese necesario, al menos no por ahora.

-Creo que las cosas están funcionando bien-Hablo Cé recostandose en el sillón para acomodarse.
-Todo funcionará bien mientras no permitamos que Azucena haga sus entrenamientos psicópatas con nosotros.
-Bueno-Agrego tranquilo-Puede que más adelante funcionen. En realidad, no sabemos que nos esperara en la segunda ronda de esto.
-Pero seguro habrá comida-Agregó serio Gastón
-Pero no dinero-Con tono marcado remarcó aquella palabra.
-Oh bueno, ¿Cómo vas con las cuentas amigo Anacleto?
-No bien-Suspiro-Ahorre años para salir adelante y todo se fue en el torneo. Resulta que dudo si llegaremos a la primera vuelta.
-¿Acaso Azucena no te ha pagado nada?-Habló indignado el norteamericano.
-Sí, pero no lo que vale ella y su prima. En cuanto a ti…
-¡Oye! Te estás metiendo en un tema delicado, me tienes a mí, ¿Qué más quieres?
-Dinero-Respondió rápidamente, odiaba cobrarlo, pero las cuentas no estaba cerrando. Gastón miro hacia todos lados preocupado.
-Lo conseguiré. Mañana llegaré lleno de dinero y los llevaré a comer fuera.
-No lo dudo-Agregó irónico Cé para acostarse y cerrar los ojos oscuros-Buenas noches.
-Sueña conmigo.
-Y tú conmigo-Le susurro Lucy.

Se encontraban corriendo por la playa como siempre, Azucena llevaba el cronometro del oráculo encendido,  tras ellos lejos se veía a Penélope que se encontraba parada en la orilla de la playa mojándose los pies y mirando el firmamento. Aquello a Gastón le indignaba en lo más profundo de su ser.  Seguramente la joven lo mandaría a matar con tan solo detenerse 30 segundos.  Sin embargo la parte física la disfrutaba mucho, se quedaban haciendo abdominales y ejercicios físicos en un grupo de aparatos que había en la costa. Agradecía a diario la idea de trotar en la costa de aquella playa. Ya dominaba perfectamente la ruta, solo le quedaba proceder esa tarde con lo que quedaba del plan.
Tomaron sus turnos para meterse al baño y Azucena se encargó de la comida. Ella era cocinera, trabajaba de ello en las canarias y había sido un enorme alivio para los chicos. Aunque a veces les daba de comer solo lo que ella deseaba y consideraba necesario para su situación.
Comieron hasta que Gastón se puso de pie.

-Bueno camaradas, debo irme.
-Adiós-Agregó seria la española
-¿A dónde vas?-Consultó el mexicano.
-Eso es un secreto Anacleto-Sonrió él-Pero prepárense;  esta noche cenaremos fuera.

Los  tres chicos se miraron confundidos para ver cómo el joven partía entre risas junto a sus espíritus, como era de esperarse el teniente no mostraba la mejor de sus caras.

-Cenar fuera, claro-Susurro Irónica la chica ojeando una revista

Había pasado un rato de la partida de Gastón.  Azucena se encontraba tirada sobre la cama matrimonial del departamento. Cómodamente leía un manual de supervivencia.  Desde joven había protegido a Penélope como a su hermana.  sentía que tenía aquel deber, mas nunca antes había compartido con otros que no fueran sus familiares.  No pasaba por sentirse superior a ellos o no, pero sabía que cuando el momento llegase tendría que pelear por ellos, como ellos por ella. Y no podía fallarles, ni a Penélope, ni al equipo, menos aún a ella misma. Por eso tenían que ser los más fuertes.

Sintió la puerta del baño abrirse y al mexicano salir de el. No pudo evitar llamarlo y sonreírle, dudoso él la miró.

-¿Sucede algo?-Habló desconfiado.
-No, pero mira-Insistió ella.

La joven comenzó a contarle y mostrarle diferente información de supervivencia. Fue así que comenzaron a conversar. Ella parecía entretenida tirada en la cama y con el cuerpo cubierto por una bata que le llegaba hasta la rodilla. Cé usaba el pantalón vaquero de siempre y una remera blanca algo mojada por su piel aún húmeda. Había decidido vestirse rápido debido al llamado. Le parecían interesantes sus propuestas y lo que le mostraba.

-Más de una vez entrenando me marche sola al bosque y pase sola por días. Sin mucha cosa encima-Recordó sonriente-100 años atrás los dejaron en el desierto buscando la aldea de los apaches.
-El desierto es aún más hostil-Medito Cé.
-¿Te imaginas a Gastón viviendo en el calor abrumador durante el día y el frío congelante durante la noche?-Pregunto dudosa.
-No exactamente-Y cuando se quiso dar cuenta tenía sus ojos oscuros clavados en los pies de la chica. No eran sus piernas trabajadas los que robó su atención, sino el deteriorado estado que tenían sus pies. La chica lo miró y sonrió. Siempre notaba cuando la miraban, pero le gustaba que sean aquellos detalles los que roben la atención.
-Uno puede cubrir y reparar casi todo lo que se deteriora-Hablo segura-Pero no los pies ni las manos. Si ha habido trabajo duro en ellas, no hay forma de volver atrás-Orgullosa levantó una de las piernas-Mis pies han sufrido dolor en los entrenamientos, en caminatas interminables y golpeando cosas de la manera correcta. Son mis actuales cicatrices de guerra. Son la muestra de mi trabajo y me enorgullezco de ellos-Lo miro directo a los ojos-De la manera que mostraré orgullosa cualquier cicatriz que me deje esta contienda.
-Azucena-Suspiro el chico impresionado. A veces ella tenía esos lados que le sorprendían. Pese a que cuidaba su imagen obsesivamente, a que amara coquetear y se torturara usando zapatos incómodos por verse mejor, nunca apartaba su mente de la batalla. Se mostraba  siempre orgullosa de sus logros y de sus derrotas. Se disponía a hablar, pero lo que sucedió fue tan rápido que no alcanzo a abrir la boca.

Se encontraba de rodillas sobre la cama dándole una patada, el cual por puro instinto el mexicano pudo bloquear con sus brazos. Volvió a moverse ágilmente para darle un puñetazo el cual el chico esquivo. Con un leve salto el joven se puso de pie, para ella seguirle el ritmo y comenzar a atacar sin parar mientras  él confundido se defendía. Fue en un punto que comenzó a atacar también, siendo ella la que se defendiese esta vez.  El moreno entendía poco y nada lo que estaba pasando, pero si la joven había iniciado una pelea, por algo habría sido. Aunque no tuviera claro el por qué. La empujo contra la pared y la acorralo. La joven sonrió. Y fue ahí cuando aparecieron los cuatro espíritus escandalizados y tras ella Penélope, la cual pareció darle poca importancia a la pelea.
Ambos se encontraban forcejeando hasta que Azucena logró soltarse y comenzó a intentar golpearle el abdomen. Molesta le gritó.

-No tengo nada de ropa bajo la bata.

Aquel comentario avergonzó un poco al chico, pero continuó concentrado en la pelea, simplemente como si ella no hubiera dicho nada. Tan rápido como inicio volvió a tomar asiento para volver a leer la revista muerta de risa.

-Estás siempre atento ante cualquier ataque-Lo miro sonriente para dejar algo confundido al chico-Así me gusta.
-¿Sabes?-Agregó dudoso-A veces me pregunto si no estás un poco loca.
-¿Yo soy la loca? ¿Qué le dejas al pobre Gastón?
-Me he rodeado de anormales-Reprocho el mexicano para volver a tomar asiento a su lado.

Y aquello no fue nada al lado de lo que sucedió. Gastón abrió la puerta del departamento para entrar corriendo y gritando entusiasmado, como por instinto fue hasta el cuarto. Preocupada Penélope lo siguió. A su lado Lucy festejaba eufórica mientras el teniente se ocultaba el rostro por la vergüenza de lo que acababa de suceder.

-¡Lo logre!-Grito emocionado sacando un fajo de dinero de su bolsillo. Ridículamente comenzó a tirarlos al aire para saltar entusiasmado mientras estos caían como si fueran papelitos de un show de tv-¡Hice tres veces lo que esperaba!  ¡Nos vamos a cenar fuera!

La más joven lo abrazo y comenzaron a saltar juntos como si acabasen de ganar la lotería o eso era lo que la situación parecía.
Cé sonrió para que la chica mantenga su habitual rostro de molestia ante aquella escena.

-¿Se puede saber qué fue lo que hiciste?-Pregunto conforme el mexicano ante el logro de su amigo.
-Bueno…



Si la vez que se escapó para conocer el mar le había creado ilusión, aquella vez se encontraba totalmente extasiado. Desde que ellos llegaron se habían dedicado a entrenar y a mantener reuniones en la organización de lo que sería su participación en el torneo.  
Al igual que en Bran, a las primeras horas del alba la joven se recostaba en el pasto del jardín, siempre había amado el olor a pasto y la tranquilidad de estar rodeada de árboles. Y era él quien se encargaba de mantener ese lugar perfecto para ella. Cuando la chica no se encontraba rezando, Tristán hablaba con ella de diferentes cosas. Admiraba su educación y amabilidad con él. Ambos lo eran, pero sentía que la joven era sencillamente especial. Le fue imposible contener su asombro cuando ella le contó que no conocía América del sur. Ambos hermanos se pasaban casi más tiempo fuera de Rumania que dentro, su trabajo era cotizado por todo el mundo. La chica solo pudo sonreír ante su reacción y logró escaparse una tarde a su lado.
Se encontraba parado en un bus repleto, el mismo que había tomado aquella vez. Había mal olor, calor y la gente hablaba casi gritando. Por un momento se lamentó de traerla en esas condiciones, pero su rostro sereno no se despegaba de la ventana. Parecía disfrutar cada lugar por el cual recorría. Y no fue el único en notarlo, es que era imposible que la chica con su altura, porte y elegante vestido blanco no llamara la atención. Cualquiera diría que parecía una estrella de cine o aún peor, un mismo ángel en la tierra.

La ayudo a bajar tomándole la mano para mirar desde la vereda la playa. Había aún más gente que la última vez . El rubio moría de deseos por volver a meter los pies en el mar.


-¿Conocía el mar señorita Magda?
-Si-Agrego mientras se acomodaba su larga cabellera naranja tras las orejas para dejar al descubierto las relucientes perlas que colgaban de ellas-¿Es la primera vez que sales de Bran, verdad?
-Sí señorita-Contestó nervioso el chico

Sonrió al mirarlo. Le fue imposible no recordar la primera vez que salió del país, su miedo a subirse al avión y todo el deseo que sentía su corazón por conocer todo, hasta lo que no pudiese entender.

-Las cosas que Dios le ha dado a este planeta son increíblemente bellas Tristán-Hablo serena-Estoy segura que al acabar el torneo podrás conocerlas todas.

Y no lo dudaba, cuando logre ser uno de los guardianes del rey shaman podría permitirse todo lo que desee, bueno, no todo, pero si la mayoría.
La brisa jugaba con su vestido, le llegaba hasta los tobillos y dejaba al descubierto los tacones de aguja blancos. Solo tela blanca y un pequeño cinturón negro con hebilla de oro, un escote moderado y sus brazos totalmente libres. Quizás muchos se volteaban a verla por su elegante vestuario o porque era increíblemente bella. Aún no estaba seguro.

-Si deseas puedes ir-Cerró sus ojos como para perderse en la sensación de la brisa golpeándole el rostro.

Tenía la oportunidad de correr hasta el mar y probar aquella cálida sensación una vez más,  pero aquello implicaría dejarla atrás. Tenían a sus espíritus, aunque en la tabla mortuoria. Podía ir y sólo tocarla un segundo, no le pasaría nada. Y si pasaba, la joven sabía defenderse. Sus pies lentamente se movieron para darle la espalda y la idea cruzo su cabeza. Podía no pasarle nada, ella sabía protegerse, sin embargo ¿Qué pasaría si no fuese así? Debería rendirle cuentas a su maestro, al hermano de la joven. Y aquel hombre no era nada tolerante si de Magda se trataba.
Los ojos verdes de la joven se posaron en la mirada de un extraño hombre. Podía sentir cómo la miraba desde hace un rato. Le regalo una sonrisa para mantener el cruce de miradas pese a su semblante frio. Solo volteo una vez Tristán habló.

-Está bien así, señorita.

Y sus ojos se clavaron una vez más en el joven Tristán. A veces le llamaba la atención la manera en la que se dirigía a ella, pese a que el rubio era un par de años menor que ella. Tampoco podía negar lo mucho que había vivido la chica a su corta edad.

-¿Te gustaría cenar algo, Tristán?-Habló dulcemente la joven-Yo te invito.

Le costó convencerlo, pero lo logró. Caminaron por la calle hasta que bajara el apetito y fue así como llegaron hasta un centro comercial, en donde encontraron un boulevard con restaurantes y tomaron asiento en el lugar que el tímido joven eligió.



-Yo quiero una hamburguesa vegetariana-Habló entusiasmada la más joven de las españolas-Con aritos de cebolla y con un vaso gigante de jugo de mango.
-Yo quiero…-Habló el mexicano mientras miraba la carta. Inseguro miró a su amigo una vez más, por la actitud que tenía no dudaba que se sintiera un magnate millonario-¿Estás seguro de esto Gastón?
-Si Anacleto-Se acomodó el pañuelo rojo que se había puesto-Elige lo que quieras comer.
-Quiero una hamburguesa con tocino grande, con papás fritas y coca cola.
-¿Tan poco?-Hablo exagerado Gastón
-Y aritos de cebollas-Agregó tímidamente el mexicano, logrando una enorme sonrisa de Gastón.
-Yo quiero-Irrumpió apresurado el joven acomodándose los lentes-Que me traiga tres de las hamburguesas más calóricas que tenga el menú. En combo todas. Que una bebida sea de limón, que la otra sea cola y una fanta-Agregó eufórico-Y agrande los tres combos por favor-Añadió apresurado-Ah, sí y para compensar quiero también aritos, como mis compañeros. Y dos helados de postre, pero eso me los trae después de que coma lo otro.
-¿Algo más?-Preguntó dubitativa la camarera.
-Yo quiero una ensalada cesar-Tajante ordenó Azucena-Con un vaso de agua mineral. Y por favor, traiga la salsa aparte y quitele los crotones de pan fritos por favor. Simplemente tírelos.
-No, no-Gritó Gastón-No los tire, tráigamelos a mí con mi pedido.
-¿Algo más?
-Por ahora está bien, gracias.

Apenas la mujer se fue Penélope argumento su emoción por salir a comer fuera y lo inusual que aquello le era. El joven no podía evitar sentirse el amo del mundo en aquel momento. Sin embargo, Azucena no perdía un segundo.

-¿Sabías que te vas a comer más de las calorías necesarias para sobrevivir en una situación límite por un mes aproximadamente?
-Genial, un mes de reserva -Agregó el joven, nada le arruinaría aquel momento. La española puso los ojos en blanco.
-¿Sabías que si pasara algo y tuvieras que ir a pelear después de comerte todo eso te generaría pesadez, te costaría moverte e incluso te daría reflujo, si es que no lo vomitas en el acto?
-El vómito es una subestimada arma de defensa personal, ¿sabías? -Burlón respondió.
-Gastón, de corazón, espero que nunca jamás en la vida tengas que pelear bajo las condiciones que te estás sometiendo.
-Gracias Azucena-Le contestó-Pero no me vengas a hablar de condiciones, señorita Vodka.

Cé intervino en la discusión sugiriendo otro tópico para hablar, al cual entusiasmada la más joven de las chicas se sumó y rápidamente se envolvieron en las risas por parte de los comentarios y las bromas que iban surgiendo.  La joven de ojos castaños comenzó a fumar un cigarro y esta vez fue el norte americano el cual comenzó a molestarla, más ella sencillamente lo ignoraba.
Cuando la mesera trajo el pedido en varias partes, comenzó a generarse una emoción descontrolada y generalizada. Azucena los miro asqueada y anotó mentalmente todo lo que tendrían que hacer mañana para quemar la cantidad de grasas y frituras que su equipo pretendía meterse a la boca.

-Se están metiendo veneno en la boca-Reprocho indignada la joven
-Oh vamos-Reprocho Penélope poniendo un puchero-Déjanos comer un día.
-Mañana nos ejercitaremos lo suficiente-Ofreció como solución Cé-Y será como si nunca hubiera pasado.
-Comer un día-Balbuceo Gastón metiéndose los crotones en la boca de una-Nosotros te dejamos emborracharte y nadie te jodió.

Para la impresión de todos, Gastón fue de los primeros en terminar la comida. Fue cuando llamó a la mesera para que rápidamente le acercaran los helados.

-Cuéntanos-Habló el moreno-¿Cómo lo conseguiste?
-Simple-Balbuceo metiéndose una cucharada enorme de helado a la boca-Me asegure que no hubiera shamanes cerca, hice trucos de magia, hice levitar cosas, hice mover cosas, todo telepáticamente-Contó orgulloso.
-Telepáticamente, claro-Recalcó irónica la joven.
-¿Y cómo lo hiciste?-Ilusionada preguntó Penélope.
-Como me asegure que no había shamanes cerca, el teniente y mi adorable asistente Lucy hicieron todo él trabajó por mí. Ante los ojos de los simples mortales yo era un telepata que los hacía levitar hasta a ellos mismos.
-Eso fue muy ingenioso-Le felicito Cé-Te felicito.
-Sí, si-Agrego orgulloso Gastón-Lo sé
-Me gustaría ayudarte en el próximo Show-Habló fascinada Penélope-Con Clara podríamos ayudarte.
-Sí, debo animar un cumpleaños de niños este fin de semana-Soltó orgulloso, la joven no pudo evitar aplaudir.
-Admirable manera de perder el tiempo-Se tragó el vaso de agua.
-Pero es una forma de hacer dinero, lo necesitaremos-Le hablo Cé-Ya sabes, para cuando estemos en norte América.
-Si es que el torneo se mantiene tal cual el anterior-Hablo dudosa Azucena.
-Cosa casi segura-Agregó el joven acomodándose su dinero-Y ahí estará Gastón ganando millones para que estén cómodos.

Al terminar de cenar decidieron conocer  un poco el centro comercial. Era increíble la cantidad de personas que se encontraban en el lugar.

-¿Realmente creen que sea necesario esconder a los espíritus aquí?-Habló Gastón
-Nunca se sabe quién puede estar entre toda esta gente-Alegó la joven.

Sin embargo comenzaron los gritos y la gente confundida miraba como un grupo corría hacia la misma dirección. Sin entender los jóvenes se miraron para comenzar a ir dirección opuesta a la gente que corría. Azucena tomó del brazo a su temerosa prima mientras los cuatro peleaban contra la multitud para poder llegar al origen del problema.

-¿Y si no es un shaman el causante de esto?-Pregunto dudosa la más joven de las mujeres
-Algo me dice que si lo es-Hablo preocupado Cé tomando en sus manos las tablas mortuorias. Se sentía acelerado por aquella sensación. Hace mucho que en las noticias saltaban las noticias de aquellos contrincantes que salían a cazar samanes. Aún no tenía claro el por qué. Siempre había sido cuidadoso de ocultar sus poderes, sin embargo le costaba imaginarse a shamanes luchando tan abiertamente en un lugar lleno de humanos.
-Pueden ser ladrones o no se-Habló jadeando Gastón mientras subían las escaleras mecánicas ya paradas. Jamás lo reconocería, pero podía sentir como el estómago lleno le incomodaba en aquel momento.

Ya en el tercer piso no se veía a nadie solo se escuchaban sonidos de cosas romperse, el grupo comenzó a buscar hasta que la pequeña apuntó.

-¡Miren!

Siguieron el dedo de Penélope hasta una enorme tienda de colchones y camas. Un hombre de cerca de dos metros y gran musculatura se encontraba retador. Sostenía una guadaña y en sus brazos tenía enredadas cadenas. Vestía un sobretodo negro de cuero y su cabello castaño enmarañado le cubría parte del rostro. Frente a él se encontraba una mujer alta de vestido blanco y largo cabello pelirojo, tras ella estaba en el suelo un joven rubio.  La joven llevaba una fina espada, si bien no se veía mucho, pudieron notar que el filo era muy largo. Se miraban desafiantes. Todo hasta que el hombre dio el primer golpe y comenzó a atacar con la guadaña a la mujer, la cual detenía el ataque con la espada.

-Shamanes-Confirmó Azucena sacando su abanico de la cartera, los jóvenes comenzaron a sacar sus objetos de posesión y a liberar a sus espíritus.

El hombre pareció percatarse de la presencia de los jóvenes. Molesto le pegó un empujón a la chica para comenzar a caminar lentamente hacia ellos. Penélope grito al ver cerca de siete cadáveres humanos en la escena, su prima mayor procuro colocarse delante de ella para hacer la fusión de objetos con Ofelia.
Para los jóvenes había sido todo demasiado rápido, por lo cual había alcanzado a hacer la posesión netamente con sus armas. Fue cuando se encontraron cerca de él que vieron cómo la joven grácilmente clavaba su espada en uno de los gemelos del hombre, rajándole parte del pantalón  y haciéndole escapar un tétrico grito de dolor.

-No permitiré que asesines a más-Hablo seria-No eres un Dios para elegir a quien dejar vivir y a quién matar-Agregó serena.

Sus ojos verdes se encontraron serenos con los de Gastón, para luego visitar a los de Cé. El hombre se encontraba en el suelo apoyado sobre una rodilla. ¿Habría sido tan sencillo derrotarlo? Irritado se puso de pie para abalanzarse sobre la joven y atacar con su Guadaña. Corto cerca de sus costillas, rápidamente la tela blanca comenzó a teñirse de rojo.  Molesto el tipo la empujo con su codo. La joven gritó para acabar tirada en el suelo.

-¡Señorita Magda!-Grito Tristán, tenía un corte en la pierna, comenzó a arrastrarse hasta ella.

La chica de cabello enrulado comenzó a gritar desesperada pidiendo ayuda. En vano Azucena intentó calmarla, debía ir con los jóvenes o les iría mal, pero su prima parecía no estar dispuesta a soltarla.

-¿Qué tipo de caballero golpea así a una dama?-Habló furioso Gastón para darle un puñetazo en la espalda. El tipo volteo molesto para mirarlo, detenerlo y doblarle un brazo. El joven intentó soltarse mientras Cé cargaba energía para atacar. Mas ahí estaba Azucena moviendo ferozmente su abanico y soltando unas terribles ventiscas. El mexicano intentó mantenerse de pie siéndole inútil, sin embargo, funcionó, porque le paso lo mismo al pesado hombre, el cual se vio obligado a soltar a Gastón.

-Si luchamos como grupo resistiremos más-Ordenó la española sin detenerse.

Rápidamente Cé volvió a apuntar al hombre el cual intentaba protegerse de la ventisca. La mujer procuraba cada vez acercarse más, cosa que aquello le afectará solo al enemigo. Penélope por su parte corrió hasta la joven para ayudarla a incorporarse.  Con dificultad logró ponerse de pie.

-¿Se encuentra bien?
-Eso creo-Balbuceo la pelirroja.

El ataque del moreno le dio de lleno en las piernas, una de ellas ya débil por el corte. Una vez más esto lo hizo caer soltando su guadaña. La española detuvo su ataque y Gastón se tiró de lleno contra el hombre, para ambos comenzar a disputarse en una pelea a puños.  Los golpes de Gastón eran mucho más poderosos gracias al teniente que se encontraba posesionando los guantes que ocupaba. Tras un par de golpes mutuos ambos tenían el rostro sangrante.  Ell hombre encontró como arrancar los lentes de Gastón y lanzarlos lejos. Y la ceguera comenzó a apoderarse de él. Iracundo el shaman tomó la cadena para comenzar a asfixiar al chico.  La pareja rodeo al hombre para atacar desde diferentes ángulos, el cual sonreía mientras Gastón luchaba por soltarse.

-Ataquenme y lo termino de estrangular-Amenazó el tipo, lo cual era a medias, porque no era errado decir que ya estaba estrangulando.

Preocupados se miraron, no tenían idea cómo proceder a ello. Ahora Lucy gritaba junto a Penélope. La española y el mexicano hubieran dado cualquier cosa por callarles la boca. Estaban comenzando a ponerse aún más nerviosos de lo que podían permitirse. Simplemente debían esforzarse por ignorarlas, cosa que les era imposible. Realmente les preocupaba lo que les pasara.

Lo que sucedió a continuación fue tan rápido y tan sorpresivo que no pudieron evitar hacer otra cosa que mirar como idiotas lo siguientes eventos. Tras él se encontraba parada la joven la cual clavó su espada en la espalda del hombre. Quizás no había sido un corte en un punto mortal. No había sido esa su intención, mas si todos cooperaban, aquello podía llegar a ser letal.

-Suéltalo-Ordenó seria la mujer-Tu pelea era inicialmente conmigo.

Y lentamente retiró la espada de su carne, lo cual lo hizo gritar. Ella también estaba herida y esta vez comenzaron ambos a luchar torpemente. Por lo menos su rival ya no tenía su arma principal a mano, sin embargo era fuerte y estaba furioso. Su espíritu aparentaba ser un demonio, el cual no tardó en abandonar la guadaña para posicionar esta vez la cadena.  

Cé corrió hasta encontrar los lentes de Gastón, los cuales se encontraban bastante destrozados mientras la española procuraba limpiarle un poco la sangre que escapaba por su nariz.

-¿Cé está encargándose de él?-Preguntó confundido.
-No, la mujer esa está peleando con él.
-Tienen que ayudarla. Puede matarla, ese tipo es peligroso.

Inútilmente Tristán intentó agarrar de las piernas al tipo, pero solo logró recibir unas cuantas pisadas por parte de este.
Ambos contrincantes se encontraban lastimados, sin embargo, ninguno de los dos se veía estar dispuesto a rendirse, de vez en cuando se escuchaban algunas palabras de piedad hacia él por parte de la pelirroja, de las cuales él se burlaba ocasionalmente.
Logró tomarla por el cabello para golpearle fuertemente la cabeza contra la pared. La sangre corría por su nunca y aquel golpe la dejó casi inconsciente. Camino retador hasta la guadaña la cual era protegida por Cé. En vano intentó reunir energía para un ataque, pero el hombre alcanzó a patearlo antes.

-Te mataré primero a ti-Habló molesto a la mujer.
- Dios me protege-Alegó débilmente ella.

Azucena intentaba calmar a Gastón, el cual no paraba de gritar obscenidades y luchaba por que lo soltaran. Había perdido por completo la posesión durante el ataque. Penélope estaba llorando sin saber qué hacer.

-Cé, Azu tienen que hacer algo-Reclamo furioso este.

Y tenía razón. Volteo a buscar con la mirada al mexicano, el cual estaba tumbado en el suelo. Él  había perdido la posesión también.  No podía dejar solo a Gastón así, pero debía.

-No hagas ninguna estupidez-Le reclamó.

Corrió en dirección al tipo. Pese la joven parecía aún resistirse. La tenía acorralada. Azucena calculó la distancia necesaria y arrojó el abanico para que golpeara en la cabeza al hombre, molesto volteo para cuando ella estaba atrapando su arma, arrojó la cadena contra ella para golpearle la cabeza y luego patearla. Cayó inconsciente al suelo.

-¡Azucena!-Gritó horrorizada Penélope para correr hasta ella. Cé logró frenarla. Inútilmente Gastón se puso de pie a ciegas, para pedirle al teniente que haga la posesión una última vez.  Veía todo borroso. Pero no le importaba, debía salvarla.

Cuando se disponía a darle el golpe de gracia a la joven sintió el filo del metal cortándole el cuerpo, la espada atravesó completamente su espalda hasta salir por su estómago al otro lado. La punta del enorme filo parecía rozar el cuerpo de Magda, la cual miro sorprendida el arma.

-¡Maestro!-Exclamó aliviado Tristán.

Perdió por completo la fuerza por lo que soltó a Magda de golpe, la cual cayó a sus pies, sangrante y lastimada.
La boca del hombre emanaba sangre y podía notarse la perplejidad en sus ojos. Miro el filo de la espada. No había posesión, no sentía el poder espiritual de quien fuera su atacante. Con esfuerzo balbuceo.

-El niño lindo rescatando a la damisela en apuros-Con un movimiento rápido quitó su arma del cuerpo. Despreocupado tomó un paño para comenzar a limpiarla. Cayó muerto al instante.
-Primero ella nunca fue la damisela en apuros-Contestó el galante hombre-Y segundo, créeme que soy mucho más que un niño lindo-Respondió sarcástico para patear el cadáver.

El hombre era alto y apuesto. Su cabellera lacia y negra caía por debajo de sus hombros y contrarrestaban con su pálida piel. Al igual que la joven, era dueño de unos magníficos ojos verdes. Pero sin embargo lo que más sorprendía era como pese a todo lo que había pasado, el hombre se acomodaba el traje con una profunda tranquilidad.
Tomó en brazos a la joven para ordenar a Tristán que le ayude, el cual con dificultad se puso de pie. Penélope ayudó a Gastón a acercarse.

-Gracias por ayudarnos-Le hablo el rubio adolorido-No sé qué hubiera pasado si no hubieran llegado.
-¿Esta herida?-Habló preocupado.
-Estará bien, espero. La señorita Magda será bien atendida.

Instintivamente le dio los datos de su oráculo.

-Por favor, infórmenme de su estado-Pidió casi en una plegaria.

El joven le agradeció, para aceptarlos y retirarse.
Aqui dejo la cuarta entrega de esta. Quedo un pelin largo, pero personalmente considero que si vale la pena!

espero les guste
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Comments13
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Incongnito02's avatar
Lol el baguette arma es la onda XD, también que dice el teniente que es un dato super relevante!!!,
los bonitos siempre tienen protagonismo en los animes XD (cosa que el tipo del final resaltó muy bien)

¿Cé es el padre de familia Azucena la mamá? D:, esque dan esa impreción xD

No me esperaba que la azucea fuera cosinera, ya tiene todo lo que se nesecita para ser una waifu x3

Tristán es una volita de ternura :3, pero también no hizo nada en el combate que sad, ¿es que ese tipo es muy fuerte? :,v

:o quien iba a decir que Azucena era tan centrada en los entrenamientos y tan orgullosa de sus sicatrices, genial *-*

Como todo buen Méxicano, a tomar cocacola, ¿patrocinenme? XD

Además yo no me creo que murió tan fácil ese tipo, si tenia pinta de malote de malotes, esperemos ver como se desarrolla en el siguiente, y pienso que a Tristán le van a dar una buena regañada 7w7

Sobre el texto....

[]_[] ojos cuadrados, de un capi a otro una diferencia abismal, se desarrolla bien, buena estructura y los personajes se conocen más a fondo, yo tenia la esperanza de ver un poco más a detalle como Azucena se pone seria y comienza a entrenar, pienso que el cambio es muy rápido, si bien es que ella solo era de una vez el emborracharse, siento que de la nada se integra al equipo de la nada se entrena, de la nada es muy disciplinada y aunque  tampoco quedó tan al aire y nos dieron un poco de como ella debajo de todo ese aspecto de despreocupación es toda una super viviente, siento que una evento como por ejemplo durante ese combate tan extremo hacerla ver la valía de los jóvenes ante una crisis para luego poder mejorar con ellos y mostrarle su lado responsable y disciplinado se miraría un poco más natural, a que en unos párrafos diga: resulta que si era disciplinada y también no le costaba integrarse, a pesar de que en capis anteriores les dice que son un estorbo en combate XD

a Gastón le dieron una buena paliza también y a todos, pobres... sin embargo casi no se sintió como eso D:

Por eso está vez resaltaré una vez más las escenas de acción.

El punto de hacer este tipo de escenas es que las palabras realcen las situaciones para que podamos darnos una idea de como de fuerte es un golpe o como de rápido es algo, sin embargo en tu texto apenas si describes con adjetivos para enriquecer cada escena.

Un ejemplo sería como:

Levató el arma en un impulso impredecible sin pensarlo apuntó directamente al brazo del tipo, el arma lanzó un fogonazo en el golpe del martillo directo al tambor lanzando el proyectil por los aires mas rápido que el sonido, entonces atravesó la carne y se enterró el hueso de aquel loco que de inmediato soltó un alarido desgarrador y soltó su machete.

Se qué no es perfecto ese texto, pero de a...

El tipo levanto el arma, disparo y le dio en el brazo, eso hizo que el hombre gritara y soltara su machete.

Mi recomendación es que le pongas algunos adjetivos, un golpe es rápido, uno es contundente, y en lugar de poner cosas como "sintió el filo", fluye más si colocas "sintió un filo", son cosas que parecen insignificantes, pero juntas, dan un gran aire de que lo que estás viendo es una lucha aserrima que te tiene al filo de las letras.

Buen trabajo y espero poder leer el siguiente pronto :happybounce: 

PD: solo pude ver dos herreros en este texto.

La pelea había sido apasionada "paras" los jóvenes.

las noticias de aquellos contrincantes que salían a cazar "samanes."