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Sk: El torneo de los cuatro guerreros cap 8 p.1

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El amo de la muerte

parte 1


-Strawberry fields forever.

Llevaba cantando esa canción encerrado en el baño hace por lo menos una hora. La situación le estaba poniendo neurótica. Se encontraban al borde de la cuerda floja y ya tenían las narices metidas en la segunda pelea.  Aquella noche Cé se aseguraría su ascenso a la segunda fase, estaba segura de ello. Mañana seria el turno de Gastón. Habían entrenado arduamente y el joven había demostrado sentir bastante culpa por lo sucedido. Así que algo en su corazón le indicaba que saldría victorioso. Sobre todo porque no había posibilidad que quisiera coquetear con el blondo argentino al que se enfrentaría.  Y luego sería su turno. Su oponente Ludwig Schwarzkopf, un alemán al cual apenas podía leer su nombre en voz alta. Lo había estudiado, tenía un furyoku alto, había salido victorioso en la primera pelea y era inmensamente guapo. Sin embargo, ella era Azucena Goyeneche. Y encontraría la forma de hacerlo comer polvo.

-Y luego está ella-Pensó incomoda la joven.

Así era, Penélope sería la última en luchar, fue citada al ocaso, pocas horas después de la pelea de la cual ella sería la protagonista. ¿Era eso lo que le molestaba? Claro, porque de su oponente sabían algo más que información del oráculo. Es decir, era Adrián Tepes, el hermano de Magda, la joven por la cual Gastón se encontraba encerrado hace horas en el baño. El hombre que asesino de un solo golpe a aquel matón del centro comercial, al tipo al cual el oráculo virtual daba un furyoku enorme.
Y sentía culpa por todo aquello, ¿Acaso estaba mirando de menos a su prima? Bueno, los ánimos en general estaban bajos, aunque la pequeña se mantenía positiva, se había sembrado una suerte de verdad de que sería imposible saliera victoriosa. La vio crecer, ¿Cuántas veces fue ella misma la que le enseño todo lo que sabía? Frustrada se recostó contra la pared. El imbécil de Gastón seguía cantando sin mostrar intención de salir y ella ahí esperándole.
Su espíritu voló hasta su rostro, para cuidadosamente tocarle la nariz y soltar aquel ligero sonido. No hablaban el mismo idioma, pero la española podía entenderle perfectamente. O eso quería creer.

-Tienes razón, la hemos visto crecer, ella es más fuerte de lo que estamos insinuando-El hada le sonrió- Además vimos a Adrián ante una situación extrema, de seguro es tan educado como Gastón dice.

Aunque claro, le olía extraño que un tipo como él sea caballero ante un tipejo como Gastón, el cual era obvio no tenía las intenciones más puras con su hermana.

-A ese no le creó una mierda la verdad-Susurro.

Y se abrió la puerta, dejando escapar al vapor como si aquello fuera un sauna. El joven se paseaba en ropa interior con la toalla colgada al pecho. Pareció no darle ni un poco de pudor encontrar a la mujer ahí.

-¿Controlaras ahora cuanto demoro en el baño?-Hablo entre indignado y alagado, luciendo sus pectorales ante la joven. Por su parte si hubiera podido golpearlo lo hubiera hecho. Cerró los ojos para tomar aire.
-Digamos que debemos hablar…
-Oh, rayos…-Pensó aterrado Gastón, nada bueno podía salir de eso.

Miro hacia ambos lados para asegurarse que ninguno de los otros integrantes los esté vigilando. Lucy clavo la mirada nerviosa en la shaman. Había sido ella la que había ido desesperada en busca de su ayuda. Confiaba en que la española pondría fin a aquellas citas, jamás espero podría ser una potencial aliada. Sin dudarlo lo empujo al baño para cerrar la puerta.

-¡Oye!-Exclamo algo inseguro-¡Sé que soy irresistible, pero esto entre nosotros no va a funcionar!
-Necesito que hables con Magda-Le miro fija. Gastón no tenía sus lentes puestos, por lo que atino a pensar que aquello era una ilusión.
-¿Qué?-Habló confundido.
-Sé que vas a salir con ella en un rato, sé que han estado viéndose-Se esforzó por no sonar inquisidora- Puedo ayudarte a que funcione o a lo que quieras. Pero prométeme Gastón que…
-Hablare sobre la pelea-La interrumpió seguro-Penélope también es mi amiga, todos estamos preocupados por esto.
-Que no se exceda-Hablo dura-O lo mato.
La risita irónica de Gastón inundo el lugar. Una vez más la joven deseo golpearlo.

-Cálmate-Agrego-Llegare para la pelea con Cé y te lo contare todo.
-Penélope no quiere ir-Agrego de mala gana-Dice que prefiere meditar en la bahía o no sé qué cosa-Agrego desganada.
-Debes dejar que haga las cosas a su manera, ya es adulta.
-Tiene 15 años-Le recrimino de mala gana.
-Lo que sea, Azu-Hablo sonriente-Hare todo lo que pueda por ella. Y por ti para que estés tranquila con esto.

Por instinto apretó los puños para rápidamente volver a relajar las manos. Debía confiar en él. Estaba entregándole más de lo que él creía. ¡Y Gastón era tan irresponsable! Pero lo haría bien, lo presentía.

-Gracias-Le sonrió ella. Aquello la tranquilizaba. No era una sorpresa el escandaloso nivel de violencia que el torneo había generado. Habían aparecido shamanes muertos, incluidos los apaches, los cuales fríamente se cuidaban la espalda. Tenía sus motivos para estar preocupada después de lo que había visto. No llegaría a tanto, lo sabía, pero no podía soportar que la lastimen…


Eran cerca de las doce de la noche y ya no podía dormir más. Cuidadoso se soltó del abrazo de su hermana para treparse hasta la ventana, no importaba cuantas veces lo intentara, la vista siempre seria a aquella horrible pared. Intento abrirla un poco para sacar la cabeza. A lo lejos se veía el cielo negro. Y nada más.
Volvió a mirar a la habitación, aquel enano cuarto mono ambiente con un refrigerador y un baño minúsculo, en donde dormían apretados sus tres hermanos.  Y eso no era lo que quería, estaba seguro. Aún era un niño, pero a sus tiernos ocho años ya se encontraba inmerso en todo aquello. Y ciertamente no lo entendía.

La sola idea cruzo por su mente y los nervios le recorrió la piel, ¿Qué pasaría si….? Dudo un segundo para recordar temeroso los cuentos de su abuelo sobre el rey de los elfos y todo lo que este le haría si desobedecía.  Pero ellos ya no le contaban cuentos de hadas, sino que le exigían que sea un guerrero. Y si deseaban un guerrero eso tendrían. Lucharía por hacer lo que deseaba.

Delicadamente se deslizo sobre sus hermanos, para tomar su mochila, abrir delicadamente la puerta y correr de ahí como si no hubiese un mañana.



Había esperado a Gastón para irse juntos, pero nunca volvió. Quería creer que el joven había hecho bien su trabajo con Magda, que ella le había dado las respuestas que deseaba escuchar, ¿Y  cuáles eran? Temerosa miro la pelea para no parar de imaginarse a su prima en esa situación.  En momentos como este consideraba un error haberla dejado venir.  Pero claro, a veces olvidaba que esa niña, ya no era tan pequeña y que había aprendido a tener poder de decisión. Ese mismo poder la había hecho elegir meditar en soledad en lugar de estar ahí. ¿Qué pensaría tanto?
Volvió a enfocar sus ojos en la pelea.  La oponente era una joven inglesa, bastante snob y engreída, junto a ella la acompañaban tres chicas que no paraban de echarle porras y ánimos. Cada vez que le gritaban “tonto” a Cé la joven no podía evitar morir de risa frente a ellas. Realmente le daban deseos de contestar todo lo que gritaban, pero ese no era su trabajo ahí. Le sorprendía ver al mexicano como peleaba. Su oponente usaba de objeto de posesión un arco, en cambio él disparaba con aquella serpiente disecada y había creado una armadura con aquella pluma que portaba.

-Así que esta batalla se definirá a la distancia-Pensó la española.

Realmente no veía la necesidad de hacer más acercamiento del que ya tenían, a menos que quieran subir el nivel de violencia, cosa que no esperaba de su compañero.

La mujer quería terminar rápido con aquello, por lo cual no paraba de atacar, era un rayo tras otro el que enviaba con su arco. Cé parecía un bailarín de cómo los evitaba, saltaba, se agachaba o daba las piruetas que fuera necesarias. ¡Si que había mejorado de la última vez!  A veces se preguntaba si no se iba a practicar aquellos movimientos por su cuenta o realmente aquello era una sorpresa hasta para el mismo.
Su oponente no era débil y atacaba con furia una y otra vez. Se lo veía calmado, pese a que su pecho ya estaba comenzando a agitarse.

-Vamos Cé- Pensó cerrando sus puños. Tú puedes dar mucho más, lo sé.

Y el grupito de jóvenes continuaba gritando como si se encontraran animando a su deportista favorito.  Azucena les había tomado profundo fastidio desde el primer momento. Caballero el moreno se acercó para presentarse, las chicas habían sido altamente creídas. Aunque ella no era tonta, sabía que mucho de esos cuchicheos entre ellos era por el cuerpo del joven.  Claramente su perfil era más bajo que el de Gastón, no gustaba de llamar la atención, pero rayos ¡Si que tenía un cuerpo del que poder alardear! La española no pudo evitar sonrojarse al notar que lo miraba.
Algo tenía que traerse entre manos, es decir, no era que él no atacase por qué no pudiera, ¿Estaba esperando el momento de hundirla acaso? Cada golpe que el hombre esquivaba desprendía un griterío de las mujeres, como si cada vez esté más cerca de la victoria.

-Son unas completas retardadas-Alegó la joven- Derrótala de una jodida vez.

Y así fue, como si el joven le hubiera leído la mente,  el joven se deslizó por el suelo para apuntar con la serpiente hacia la joven, el espíritu abrió grande la boca para que una enorme bola de energía se acumule en ella y segundos después dispararla sobre la mujer.  Sonó el cuerpo de la joven al estrellarse contra el suelo y el silencio inundo el lugar. Aquellos segundos parecieron eternos. Y la mirada de la española se clavó en Cé arrodillado y agitado y en la joven, la cual confundida se ponía de pie. Ya no llevaba su posesión. Y las muchachas tenían cara de idiotas por la sorpresa. Sin duda eso fue lo que más disfruto. Él era un caballero, así que rápidamente se acercó a la joven para tomarla de la mano y ayudarla a ponerse de pie.

-Espero que tu novia no se ponga celosa-Reclamo de mala gana la joven.

Pero los ojos de Azucena se enfocaron en el apache, el cual sobre un árbol declaraba la victoria, para intentar partir. Sin dudarlo corrió tras él.

-¿Por qué no se muestran?-Reclamo de un grito-¿No deberían ser responsables de cuidar el torneo?

Y las hojas de los árboles se detuvieron. Sin pensarlo movió unas ramas para mostrarle su rostro. Los ojos negros la miraban, no tenía claro si con desprecio, con molestia o una dolorosa indiferencia. Automáticamente continuo su camino para dejarla sola.

-Estamos solos en esto-Se confirmó la joven para volver.

Al retroceder escuchaba las risitas y los gritos de las cuatro jóvenes, incluida la recién derrotada, la cual parecía haber dejado rápidamente su orgullo de lado. Las chicas lo felicitaban, lo alagaban y le tocaban los músculos. No era necesario estar ahí al lado para ver lo sonrojado que Cé se encontraba. Mucho menos para imaginarse lo incomodo que se sentía. Sin embargo, podía existir la posibilidad de que sea bueno para él sentirse el dueño del harem. Se disponía a retirarse cuando él la vio. Cordialmente se alejó de las chicas para correr junto a ella. La hizo sonreír.

-¡Lo logre!-Grito mientras corría.
-¡Lo logramos!-Exclamaron ambos espíritus eufóricos-¡Estamos en la segunda fase!

Y la alcanzo para tomarla en brazos, levantarla y comenzar a girar ridículamente con ella en sus brazos. La mujer no pudo evitar soltar un gritito por aquello realmente no se lo esperaba. Finalmente ambos cayeron al suelo. La parecía hasta tierno verlo reírse tanto.

-Nunca dude que vencerías-Le sonrió ella.
-Uff, siempre hay que estar preparado para todo-Hablo aun con la risa en la boca-Debemos festejar.
-Vale-Se rió ella esta vez.
-¿Y Gastón?-Pregunto dudoso.
-Digamos que está festejando por nosotros a su manera.

El transcurso del viaje lo compartieron conversando, sin duda hace mucho tiempo que el joven no se sentía tan eufórico.  Era casi como estar en la cresta de la ola. Y su alegría era tal que en aquel momento olvido lo malo que ello podía ser.
Se bajaron frente a Copacabana, pese a la alta hora que era, la gente continuaba rondando la zona y festejando. Sin duda aquel ruido y muchedumbre no era algo a lo que él se encontrara acostumbrado.

-Elige, o vamos a un local o compramos para llevar.

Se detuvo un segundo para imaginarse lo lleno que podía estar cualquier lugar, aquel ambiente viciado y vida tan citadina no le agradaba en lo más mínimo. Sin embargo la playa se veía hermosa. Sonrió al tener la respuesta.

-Llevemos-Habló-A la playa-Agrego entusiasmado.

Caminaron a paso acelerado hasta la botillería para pararse en la fila. Había mucho ruido, ¿Hace cuánto que no hacia esas cosas? En el pueblo no había tanto movimiento y no era tan social como para juntarse con otros jóvenes a pasar la noche.

-Pasado mañana es tu turno-le hablo Cé, podía estar feliz y liberado, pero había cosas que jamás podría controlar- ¿Crees que esto sea lo correcto?
-Claro que lo es-Agrego ella sacando el dinero y apoyándolo en el mesón-Una botella de vodka, un jugo de naranja pequeño y una caja de cigarros.

La dependienta rápidamente les entrego las cosas, para ella tomarlas y comenzar a caminar.

-Gracias por el jugo-Habló tímido él, realmente era malo con el alcohol y apreciaba el detalle de la joven-Aunque creo que esa botella enorme es mucho para ti sola, ¿No?
-El jugo no es para ti-Habló seria-Al menos no solo, no te ilusiones.

Tomaron asiento en la arena, cerca de la orilla, en aquel momento para Cé el sonido de las olas romperse parecía silenciar completamente a la gente. Sorprendido poso sus ojos en el cielo lleno de estrellas y en la gigante luna que se reflejaba en el mar. Se lamentaba tanto en aquel momento, habían pasado meses para recién poder percatarse de lo hermoso que podía llegar a ser ese lugar.
La muchacha prendió un cigarro y le ofreció uno al joven, se lo negó, estaba demasiado concentrado mirando el cielo.

-Es hermoso.
-Demasiado-Le contesto ella mirando las botellas, atenta mezclaba ambas sustancias.

Una vez ella termino le entrego la botella. De una tomo el primer sorbo, en reflejo tosió por lo mucho que le ardió. Estaba fuerte, pero no le pediría que lo aliviane. El primer trago era amargo, pero no importaba, disfrutaría de aquel momento.

Y comenzaron a conversar, a hablar, a discutir y la noche parecía no parar. Cuando quiso reaccionar sentía el cuerpo liviano, la voz se le arrastraba y no paraba de hacer bromas y chistes. Azucena se reía mucho, probablemente lo hiciera del estado del chico, pero no importaba, le gustaba más verla reír que ladrar órdenes.  La joven soltó la pregunta entre risas, le impacto tanto que no logro absorberla la primera vez, no sabía si era por el efecto del trago o porque de verdad no lo esperaba.
La joven se puso de pie para tomar las botellas, ya vacías, le tomo la mano para ayudarlo a pararse. Él se rio, ¿Acaso una mujer le ayudaría a levantarse? Estaba loca, se puso de pie para rápidamente tambalearse, una vez más la española soltó una carcajada para abrazarlo por el hombro y comenzar a caminar.

-Eres una gran amiga-Le dijo instintivamente-De verdad.
-Gracias-Le respondió sonriente, no había sido la suficiente dosis de alcohol para haberla afectado demasiado, sin embargo, él aun le debía una respuesta.
-¿Y eres virgen o no?

Caminaba solo porque la mujer lo arrastraba, pensó millones de respuestas a contestar a eso, pero era en vano, su amada mente ya no tenía el más mínimo dominio sobre su boca.

-Sí, claro-Habló el joven algo avergonzado- Es que…

Intento excusarse el hombre, pero la chica solo le tapó la boca con una sonrisa. Pueblo chico infierno grande, esa había sido la consigna de vida para el joven. Desde pequeño había sido rechazado por los niños, de más grande sus actitudes conflictivas en las peleas le provocaron el rechazo de los jóvenes shamanes, había sido sin duda una persona sumamente obsesiva, lo seguía siendo, a veces le costaba ver todas las cosas buenas que había a su alrededor, pero no quería volver a caer en aquel error. Sintió deseos de llorar.

-Gastón también es un gran amigo-Agrego con un hilo de voz. Azucena lo miro, sin duda había algo ahí dentro, pero no tenía claro si sería un buen momento para sacarlo o no.
-Claro, menos cuando canta campos de frutilla.
-¿Campos de frutilla?
-Sí, ya sabes, esa canción, la canto toda la mañana-El joven la miro confundido sin entender mucho- Strawberry fields forever-Cantó tímidamente la chica, tiñendo su rostro de rosa. Los ojos del joven se irradiaron ante aquello
-¡Te avergonzaste!-Le habló casi como si aquello fuese la mayor revelación-¡La gran Azucena se ha avergonzado!
-¡No es verdad!-Reclamo ella-Estas demasiado borracho y ves mal las cosas-Le empujo levemente.
-Te ví-Le habló inquisidor-Y te escuché.
-Hablamos de Gastón, ¿No? ¿Cuándo se desvió el tema hacia mí?
-Cuando me preguntaste de mi virginidad y cantaste y….-Comenzó a reír sonoramente- Rayos, ya ni sé lo que digo.

La joven lo miro reír, era extraño verlo así, pero había logrado ya el objetivo a corto plazo, se lo había ganado.

-Es una bonita canción, en todo caso-Le susurro la joven para seguir caminando junto a él.



Una vez llegaron Gastón los esperaba indignado tras la puerta. Y cuando vio el estado del joven no paro de recriminarla, ¿Acaso había perdido la razón? Fue tal el escándalo que Penélope se despertó preocupada porque algo malo haya pasado, sin embargo encontrar al mexicano vomitando, a Gastón gritando y a su prima en un ataque de risa no podía ser señal de nada bueno.
Y ya eran casi las dos de la tarde y no podía dejar de pensar en ello, ¿Acaso no podía separarse un rato y todos en ese equipo perdían la razón?

-Sinceramente no sé qué harían sin  mí-Pensó para sus adentros Gastón.

Aquella noche era su segunda batalla, sin duda le hubiera gustado ir a entrenar temprano en la mañana, pero tanto Azucena como Cé se encontraban indispuestos, así que fue un ser benevolente y los dejo descansar, parecía haber funcionado, ahí estaban en todo caso.
No podía mentir, se encontraba nervioso por lo que le toque hoy, era tan así que él era incapaz de hablar con seguridad de su oponente como lo hacían sus compañeros de equipo.

-Menos mal no me toco con Adrián-Se tranquilizó-No solo me haría pedazos, sino que me descalifica y seguro Magda no me querría ver más.

Tras pasar un rato y sentir que era el único que trotaba por la playa opto por detenerse. Y le sorprendió lo que vio, no quería sentirse como Azucena ni como el teniente, pero rayos, ¡Esperaba que los chicos lo tranquilicen! Penélope estaba a medio meter en el mar, era verdad, el calor era sofocante, ¿Pero en qué momento había acabado con la rutina y no se había enterado?  Azucena y Cé parecían detenerse para comenzar a reírse juntos, ¿Qué diablos estaba pasando?  De una carrera se acercó a ellos.

-¿Qué se supone que pasa?-Hasta a él mismo le chocaba ser quien reclame.
-Nos detendremos a hacer ejercicios aquí-Le habló el mexicano-Además, peleas hoy.
-Si campeón, tómatelo con calma-Le hablo la española.

¿Campeón? ¿Desde cuándo ella era la relajada? Ok, quizás era él el problema, estaba nervioso, atacado, pero asumía que decirlo no sería lo mejor.

-Yo seguiré-Hablo para acomodarse los lentes-Debo estar diez puntos esta noche.

Y dio media vuelta para seguir trotando. Su lógica le indicaba que no sería más fuerte por entrenar o no una tarde, pero trotar lo liberaba. Si dispuso a poner su mente en blanco y tatarear cuanta canción se le ocurra y así fue por un buen rato, pensó en Magda y en lo encantadora que era, en como no podía fallar hoy o ella no le hablaría más, en el resto del equipo y en mil cosas más, hasta que los llamados los trajeron de nuevo a la realidad.

-¡Ayuda por favor! ¡Nuestro hermano está perdido!

¿Perdido? ¿Estaban hablando en español? Atónito busco con la mirada y sus ojos se toparon con dos jóvenes, una parecía aproximadamente de la edad de Penélope, la otra era un poco más pequeña. Ambas eran rubias, una tenía el cabello un poco más oscuro que la otra, ojos claros, piel pálida y necesitadas de ayuda. Sin dudarlo se acercó.

-Disculpen señoritas, ¿En qué puedo ayudarlas?

Sorprendidas voltearon para sonreír al verlo. Rápidamente le dieron la mano.

-Mucho gusto, soy Alicia-Habló la menor.
-Y yo soy Rebeca-Agrego la mayor-Así que vos también sos un shaman, ¿No?
-Eh…-Aquello si lo había tomado por sorpresa-Si, sí, claro…
-¡Ahh que emocionante!-Exclamo la pequeña-¡Desde que llegamos aquí no interactuamos con ningún otro shaman!
-¿Y no nos pensas decir tu nombre?-Habló la de cabello más claro.
-Claro-Habló olvidando el shock para volver a su carisma natural, con una pose dramática continuo-Mi nombre es Gastón, un poderoso shaman dispuesto a ayudarlas.
-Awwww-Babearon ambas-¡Sos un amor de pibe!

Y las jóvenes comenzaron a hablar aceleradas, su hermano pequeño Damián había desaparecido.  Y aquello había desatado el pánico en la familia entera.

-Fue horrible-Habló la menor, debía tener unos 13 años-Nos despertamos y Dami ya no estaba.
-Realmente estamos muy preocupadas, Dante esta vuelto loco.
-¿Damián? ¿Dante?
-Dante es el mayor, Damián el perdido-Le aclaro Rebeca.
-Sencillo damiselas-Habló galante-¿Sabían ustedes que el oráculo…?
-Todo el mundo sabe eso-Hablo ofendida Alicia- ¡Y Damián se fue sin nada, eso lo complica todo!
-¿Y sus espíritus acompañantes para que las ayuden?-Habló dudosos.

Ambas se miraron dudosas para hacerle  un par de señas, el joven cauteloso se acercó. Las chicas sin dudarlo abrieron sus mochilas para mostrar una pila de huesos.

-Usamos la necromancia-Aclaro Rebeca-Usarlo sería demasiado evidente para la población.

Se acomodó los lentes nervioso, ¿Cómo era que había parado en meterse en el problema de un grupo de necromantes? Tenían fama de crueles, despiadados y cualquier otra cosa terrible que se le ocurra. Pero aquellas ideas desaparecieron al ver los rostros tristes de las jóvenes.

-¡Pues yo tengo dos espíritus que estarán dispuestos a ayudarlas!-Heroico tomo ambas tablas mortuorias, debía lucirse, aquellos ojos ilusionados eran sin duda su mayor motivación-¡Aparezcan!

Un segundo después apareció el teniente cruzado de brazos, se lo veía serio. Por su parte Lucy estaba indignada, miraba hacia otro lado y no paraba de susurrar por lo bajo.

-¡Ellos son el infalible equipo que las ayudaran!-Grito nervioso al verlos.

Y la cosa empeoro, las chicas se acercaron para hablar de lo imponente que se veía el teniente, seguro que era indestructible. Y Lucy, es que era tan divina.

-¡Claro que soy divina!-Se quejó esta-¡No puedo estar de otra forma para el señor Gastón!
-Señor Gastón, le recuerdo que nuestra misión es hoy de noche, no perder el tiempo impresionando mujeres y…
-¡Ya! ¡¡Ya se callan!-Los freno avergonzado- ¡Ustedes son mis espíritus y me deben lealtad y fidelidad así que se van a callar la boca y….!

Las jóvenes lo miraban risueñas.

-Sin duda es mejor trabajar con esqueletos.
-¡Y llamaremos al resto del equipo! Mientras más seamos más fácil será solucionar el problema!



Se encontraban los seis sentados en una ronda en la playa. Las jóvenes contaban acongojadas lo que les había pasado, de cómo se despertaron y su hermano pequeño no estaba. Ansiosos esperaban la llegada del mayor de lo hermanos.

-¡Tiene solo ocho años!-Se lamentó la mayor-¡Y con los violentos que están los participantes!
-No solo eso-Agrego serio Gastón-Un niño solo en la calle puede ser víctima fácil para cualquiera.
-Hay algo que no entiendo-Habló sería la mayor de las españolas-¿Cómo puede ser que estén tan preocupados?  Es decir, ha llegado a esta etapa del torneo. Y es un necromancer, con eso basta para que cualquier delincuente se cague en los pantalones.
-Sencillo-Habló una voz totalmente desconocida, voltearon a verle y ahí estaba el joven, alto de cabello rubio, respiración agitada y rojo de tanto correr- él hace equipo con nosotros, tres necromantes experimentados-Agrego tajante-Además, ¿No estarías preocupada si estuvieras en mi lugar?

Se puso roja de la vergüenza por la respuesta, tenía razón, Penélope iba a luchar con Adrián y ella ya estaba volviéndose loca, ¡Ni se imaginó como seria si desapareciera!

-Discúlpame-Agrego.
-Soy Dante Fischer-Habló ya con la respiración más calmada- Argentino, Necromante, la cabeza de este equipo y el encargado de cuidar a cada uno de mis hermanos.

Rápidamente se presentaron, para que el joven tome asiento junto a ellos y comenzaran las discusiones de que hacer.  Estuvieron un buen rato debatiendo. La española no podía dejar de mirar al joven, no solo porque su rostro le era conocido de algún lado, sino por que comprendía totalmente lo que sentía. Debía de estar desesperado por más que intentara no demostrarlo. Decidida paso al medio para comenzar a dibujar un mapa.

-Es más sencillo que todo lo que dicen-reclamo-Debemos dividirnos en dos grupos, como nosotros no conocemos a Damián-Miro a los hermanos-Deben dividirse con nosotros, así nos van indicando. Tenemos espíritus podemos rastrearlo desde el aire. Y quien lo encuentre avisa al otro grupo.
-¡Pésima idea!-Reclamo Lucy al solo imaginar a Gastón solo con ambas chicas.
-Además-Agrego ignorando al espíritu-Es probable que no sea gratis recuperar al chico, debemos dividirnos estratégicamente de manera que…
-Me sentiría segura con Gastón-Habló emocionada Alicia para abrazarle un brazo, rápidamente su hermana mayor la imito.
-¡Sí! ¡Por favor ven con nosotras!-Penélope se encontraba hace rato ya cuchicheando con Rebeca, emocionada rogo para unirse al equipo también.
-Vale-Hablo frustrada la española-Cé y Dante vendrán conmigo.



-Realmente les agradezco esto-Habló el rubio mientras caminaban, sus espíritus ya se encontraban separados buscando al niños-Es que de verdad si le pasa algo yo…
-Tranquilo-Habló el mexicano-Va a estar bien-
-Es mi deber como hermano protegerlos-Agrego preocupado- Es decir, nunca me lo perdonaría…
-Lo encontraremos-Le sonrió la española-Penélope es mi prima y créeme que se lo que sientes.

Caminaron cerca de una hora más sin tener novedad alguna. Cada cierto rato los espíritus aparecían para narrar sus pocas novedades. Estaban en una calle de casas populares, la gente parecía pasearse con la mayor normalidad del mundo. Frustrado Dante se sentó en el piso para sostener su cabeza.

-No sé cómo decirle esto a mis padres- Agrego con un hilo de voz-Ellos no querían que Damián venga.
-Ya no te culpes por lo que aún no sabemos-Habló Azucena-Quizás solo se fue, cuéntame, ¿El eligió estar aquí?
-Claro que no-Se lamentó Dante- Necesitábamos ser un grupo y con mis hermanas lo convencimos, es decir, es un niño y….-Guardo silencio para angustiado tragar saliva-Chicos, hoy de noche tengo mi segunda pelea y ya no me interesa si califico o no, solo quiero encontrarlo.

Y ahí estaba, no quería aceptarlo, pero algo se lo decía, sabía bien de donde conocía su rostro, del oráculo de Gastón. Rápidamente tomo el brazo de Cé para acercarlo a ella y susurrarle.

-Es el próximo oponente de Gastón.
-¿Estás segura?
-Casi

Sus ojos oscuros se clavaron en ella. Era una gran chica, pero sabía lo competitiva que era, ¿Sería capaz de dejar a Dante solo en esto si aquella información era verdad?

-No podemos dejarlo así-Preocupado miro al chico-Está destrozado.
-Lo sé, lo sé- Agrego rápidamente. Sentía una profunda comprensión por su situación, no era para menos.
-Es mejor no  hablar del tema, ¿No crees?

Paso una hora y media más, la situación no era mejor. Dante no paraba de escribirles a sus hermanas, las cuales no tenían noticias más alentadoras. Y los ánimos del joven iban deteriorándose cada vez más.

-Dante-Le hablo seria Azucena-Nos comprometimos a ayudarte, pero necesitamos que estés entero en esto.
-No sabemos a lo que podemos llegar a enfrentarnos-Agregó Cé.
-Muchas gracias chicos, no tengo idea que hubiera hecho sin ustedes.

Y fue cerca de una hora más tarde que apareció Quetzali acelerada.

-¡Joven Cé!-Hablo exaltada-¡Es terrible! ¡Horrible!

La poca prudencia casi enloquece a Dante, el cual se encontraba gritando desesperado, el espíritu nervioso no hablaba, lo cual solo empeoraba la situación.

-¡Amo Cé!-Grito Quetzali-¡Son tipos armados!
-¿¡Donde!?-Nervioso comenzaron a tiritarles las manos de la furia-¡No le temo a las armas!
-¡Lo tienen en una bodega!-Habló horrorizada el ave-¡Dicen que como es extranjero seguro pueden sacar un rescate importante!
-Mierda-Susurro Azucena.

Volteó preocupada para comenzar a dar pasos lentos y cruzarse de brazos, ¿Qué se supone que harían ahora? Estaban ayudando al contrincante de Gastón,  a un potencial enemigo, ¿Deberían sacrificarse así por él? ¿Si estuviera ella en su lugar, él como desconocido lo haría por ella?
La mano de Cé tocándole el hombro fue lo que la saco de sus pensamientos. Lentamente la giro para mirarla fijo, él sabía lo que le estaba pasando, sin embargo sus ojos seguían expresando la bondad de siempre. Se mordió el labio incomoda, aquella mirada la intimidaba, no deseaba otra cosa que le diga lo que quería escuchar, pero sabía que no sería.

-No podemos dejarlo solo-Le susurro-Dante es un buen chico, no veo maldad en él.
-¿Sabes lo que nos puede costar esto?-Hablo preocupada-Es el oponente de Gastón. Cé, ¿Qué seguridad tienes de que esto no es una trampa?-Ambos voltearon para mirarlo, parecía como si ya esté todo solucionado para él- ¿Sabes la fama que tienen ese tipo de shamanes?
-No podemos juzgarlo, Azu…..
-¿No crees que él y sus hermanas no sean lo suficientemente fuertes para pelear con unos cuantos ladrones?
-Azu-Temeroso le tomo de las manos-Es probable que sus hermanos no sean grandes shamanes. Se nota que lo del torneo es cosa de él.
-Oh rayos, no me mires con esa cara….
-Yo lo acompañare, pero sé que no puedo obligarte a ti-La joven soltó una risa.
-O sea, ¿Quieres que lo haga por ti y no por él?-El joven le sonrió-No tienes idea de cuánto te odio.

Se alejó para llamar al otro equipo y advertirles de la situación. Tenían que estar atentos. Y Gastón rodeado de mujeres no era 100% eficaz.

-Iremos contigo-Le habló el mexicano.
-Rayos, no sé cómo agradecerles esto-Respondió con una sonrisa-Han iniciado una deuda que jamás podre saldar.



Estaban rodeando aquella fábrica abandonada a la salida de una favela. Había varias construcciones más, aparentemente desoladas.  Los grafitis decoraban las paredes y los zapatos deportivos colgaban de los cables de luz. Probablemente aquel lugar se utilizara para vender drogas, traficar o pedir rescates por extranjeros.

-Si llegaron a llamar a mamá debe estar en un ataque-Habló preocupada Rebecca.

Estaban intentando pasar desapercibidos, pero las reacciones del joven eran difíciles, no paraba de caminar y moverse. El plan ya estaba completamente armado, pero para Dante no podía existir el más mínimo fallo.

-Quetzali, indícame donde están
-En el fondo amo Cé.
-¿Comenzamos?-Habló Apresurado Gastón-Recuerden que debo estar listo para la pelea de hoy.

El rubio calvo sus ojos en ellos, eran tan claros que casi parecían hielo, sin embargó Cé jamás había visto tanta gratitud en una mirada.

-Vamos-Les sonrió para tomar su mochila y soltar los esqueletos. Sus hermanas sin dudas hicieron lo mismo.

La primera en reaccionar fue Azucena, junto a Penélope caminaron junto al edificio y sin dudarlo hicieron la posesión de objetos.  La mayor de las jóvenes tomo su abanico para moverlo a diestra y siniestra sin piedad alguna. La más joven soltó el pañuelo que le cubría la cabeza para comenzar a moverlo.  Y de un segundo a otro pareció que un gigante tornado con una fuerte lluvia haya azotado aquel lugar.

-Vamos, vamos-Habló Dante mientras  cruzaban a puerta- Hay que aprovechar que seguro están desorientados con el ruido.

Sin duda la primera reacción de aquellos tres hombres no fue otra que tirarse al suelo por aquel inesperado huracán que pareciese rodear el lugar, los vidrios estallaban y la ventisca dificultaba a los hombres mantenerse de pie.  Y tras ellos se encontraba el pequeño, atado a una silla con la boca totalmente tapada.

-¡Damián!-Exclamo enfurecido Dante ante aquello, inútilmente Cé intento detenerlo, pero fue tarde, el joven ya se encontraba al lado de aquel enorme esqueleto. Impresionados ambos jóvenes lo miraron, parecía demasiado grande para ser un perro, sin embargo aquel no era el momento de hacer preguntas.

La criatura se abalanzo contra los cuatro tipos, dos de ellos atinaron rápidamente a comenzar a disparar al animal, sin embargo nada lo hacía retroceder.

-¡Mierda! –Exclamo Gastón haciendo su posesión de objetos en el collar con  Lucy, rápidamente lo comenzó a manipular con sus manos, para correr junto a Dante, aquello parecía generar un escudo-¿Estás bien Anacleto?
-Yo también tengo mis métodos de defensa-Le guiño un ojo mostrándole la armadura que la posesión sobre la pluma le había dado.

Ambos hombres parecían haber vaciado por completo las balas de la pistola, rápidamente tomaron unos fierros para comenzar a asustar el can esquelético, el cual no paraba de mostrar sus furiosas fauces.

-¡Atácalos!-Exclamo Dante
-Espera-le habló preocupado el mexicano-Es importante seas más cuidadoso recuerda que está tu hermano y aún no sabemos que pueden tener estos tipos.

La ventisca se había detenido, rápidamente uno de los hombres se puso de pie para tomar su pistola y comenzar a disparar a los jóvenes. Otro sin dudarlo tomo por la cabeza al más pequeño para incrustarle el caño del arma en la cabeza.

-¡Alto!

El rubio se encontraba atónico ante aquello, ambos jóvenes lo miraban estupefactos sin entender el porqué de aquella reacción. Para ninguno era simpática la escena, pero rayos, si se detenían solo los matarían.

-Aquí, aquí-Ordeno calmadamente el necromancer a espíritu, el cual sin dejar de mostrar su rostro violento retrocedió lentamente. Los cuatro tipos comenzaron a soltar una carcajada para comenzar a cargar las pistolas de nuevo.
-¿Qué mierda haces?-Grito histérico Gastón.
-Lo van a matar-Hablo serio el rubio.

Y todo fue demasiado sorpresivo, el golpe le hizo volar el arma, alcanzo a gatillarla y la bala voló perdida por ahí. El abanico de la joven volvió a su mano casi como un boomerang y la sonrisa ilumino el rostro de Dante. Gastón no dudo en correr hasta ella alzando su collar a forma de protección.

-¡Estas mal de la cabeza!-Le grito muerto de risa-¡Pero carajo eso fue genial!
-Enséñame de que estas hecho para hoy de noche, campeón.

Le sonrió, para ambos atacar al tipo que amenazaba al pequeño, Gastón aprovecho sus posesión sobre el par de guantes para golpear sin piedad al tipo que atacaba a Damián. Azucena se encargó de golpear a otro de los tipos, con el mismo método anterior. Dante dio orden de ataque una vez más y el can furioso se abalanzo contra el hombre que cargaba su pistola. Finalmente Cé miro algo sorprendido aquello, para acabar cargando energía en la serpiente disecada y disparar de lleno contra el hombre restante.  Y debía reconocer que aquello le gustaba y mucho.

El primero en suplicar clemencia fue el atacado por el espíritu de Dante. Este no tardo en acercarse al espíritu para acariciarle la cabeza.

-Eres un buen chico-Acaricio sonriente la cabeza de la calavera, sin que esta soltara al hombre-Mantente así por un tiempo más-Agrego sereno.

Camino tranquilo sin despegar la vista del menor. Sus ojos azules estaban llenos de lágrimas y su cuerpo no paraba de temblar. Tomo un cuchillo que se encontraba al lado del actual rehén para cortar las cuerdas y finalmente destaparle la boca.

-Perdóname hermano-Lloro Damián aferrándose con fuerza a su hermano-No quería que pasara esto.
-Yo lo sé-Le abrazo con más fuerza.

Por detrás de la puerta miraban entusiasmadas las tres chicas, ambas hermanas habían atinado a entrar corriendo junto a ellos, para ser detenidas por Penélope.

-Es mejor que los esperemos aquí.
-Tenes razón-Agrego aliviada Rebeca.

Acabaron amarrando a los cuatro tipos contra la silla, dejándolos de ojos vendados y boca tapada. Se sentían afortunados de que no haya aparecido algún otro grupo para ayudarlos o vaya a saber qué cosa.
El rubio cargaba a su hermano en brazos, con los huesos ya ubicados perfectamente en su mochila, parecía feliz sin importarle mucho que a su lado estén Gastón y Azucena enseñándose mutuamente técnicas de golpe con los tipos en cuestión.

-Esto que están haciendo ya es tortura-Habló serio Cé al ver como Azucena golpeaba los genitales de los hombres. Hasta Gastón pareció soltarse de piedad ante los gritos que soltaron.

Una vez a travesó la puerta, ambas hermanas se abalanzaron sobre él, su hermano salto a sus brazos para continuar caminando tomado de las manos de ambas. La menor de las españolas miro emocionada aquella escena, rápidamente volteo para mirar preocupada al equipo para finalmente sonreír.

-Finalmente este tipo de cosas son las lindas de este torneo.

Pasaron un par de minutos para que se encontraran todos fuera de la fábrica. Parecía que el rostro del argentino había cambiado por completo.

-Realmente no tengo palabras de agradecimiento por lo que han hecho por nosotros-Habló el joven-Son un gran equipo, son grandes amigos,  son el grupo con el cual me gustaría cruzarme en la final.
-No tendremos ni una gota de piedad-Le habló sonriente Azucena.
-¡Fiesta en el departamento cuando Dante y yo ganemos nuestras batallas! ¡Eh! ¡Eh! ¡Eh!-Canturrio alegre Gastón. Fue en ese momento que los ojos del mexicano con la joven se cruzaron preocupados.
-Una genial idea-Agrego riendo Dante-Por cierto con todo este lio ni recuerdo el lugar ni a mi oponente-Habló para tomar su oráculo, sin dudarlo Gastón lo imito.
-Rayos, tienes razón, es que yo me preocupo de otras cosas, no de mis enemigos, sé que los venceré-Habló nervioso, había querido evitar mirar a su contrincante desde que se enteró que volvería a pelear.

Y las risas pararon automáticamente para que ambos jóvenes se miraran con error, estupefactos volvieron a mirar la pantalla para mirarse incrédulos una vez más.

-¿Gastón Franchi?-Habló desilusionado el rubio.
-¿Dante Fischer?-Grito horrorizado Gastón.

Y el silencio se instaló con violencia en el lugar. Las manos de las hermanas taparon sus bocas horrorizadas, la mayor miraba incrédula, Azucena le hacía gestos de obviedad a Cé el cual sutilmente se lamentaba, Penélope les hacía gestos para que se detengan y ambos jóvenes parecían no reaccionar a la sorpresa.
Comments10
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versioncaby's avatar
Me fascino!! por muchas razones algunas de ellas: 
°Cé esta rebueno y Azucena lo admitio.
°Me encantan los chicos buenos cuando están borrachos (no sé por qué)
°Lucy celando a Gastón de las niñas me encanta. 
°Dante esta maravilloso.
°Me llego la gran idea de Dante y Azucena serían una bonita pareja y tendrían hijos hermosos xDD
° AMO verlos trabajar en equipo y la escena del rescate me encanto